Aunque hace rato que su mujer y su suegra se lo vienen
repitiendo, el conductor del monovolumen no tiene la impresión de haberse
perdido; a pesar de que no ve señales que anuncien la feria local del mueble
usado y antigüedades. Aun así, detiene el coche frente a un solitario bar de
carretera y pide un poco de paciencia, mientras se entera de la ruta a seguir.
En el bar, oscuro como el vientre de una ballena, una camarera
exuberante le indica que retroceda hasta la tercera rotonda y que allí gire a
la derecha en dirección al polígono industrial. El hombre comenta que nunca
antes había pasado por aquí y que ha tenido mucha suerte de hallar un local
abierto a estas horas. La chica le informa de que siempre tienen abierto y de
que aceptan todo tipo de tarjetas de crédito. El hombre confiesa que con gusto
se tomaba una copa ahora mismo, pero que lleva a su esposa y a su madre
política a pasar el día fuera de casa. Ella le entrega entonces una tarjeta,
que él guarda en su cartera, y le invita a volver sin prisas cuando quiera ver
realizadas todas sus fantasías.
“Me he perdido pero vamos bien” –admite finalmente, de regreso
con los suyos, al tensar de nuevo el cinturón de seguridad.
Finalista mensual en el V concurso de microrrelatos de la Microbiblioteca de Barberà del Vallés - octubre 2015
Ese lugar contará, de seguro, con un nuevo cliente, poseedor de una tarjeta de crédito, poco usual.
ResponderEliminarFelicidades, Pedro, me alegro de que se compense el cuidado que les pones a tus texto, que nos arranques sonrisas y que reflejes una realidad de asfalto y deseos.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Pienso que si mis personajes cobran vida algún día van a pedirme cuentas por el comportamiento al que los someto. Pero así es la ficción: tienen que ocurrir cosas dramáticas o cómicas, inesperadas o no. Abrazos.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte. Tu sentido del humor es único e inigualable. Un abrazo.
ResponderEliminar"Me he perdido pero vamos bien" Y el que la lleva la entiende.
ResponderEliminarUn saludo
me has hecho sonreir en una tarde caliente de casi verano en Miami
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